domingo, 8 de mayo de 2011

DIABETES EN EN NIÑO



La diabetes es la segunda enfermedad crónica más común en la infancia. Antiguamente era una enfermedad propia de adultos, pero con el crecimiento del índice de obesidad infantil, asociado a una vida sedentaria y a los malos hábitos alimenticios, los casos de diabetes infantil han aumentado considerablemente entre los niños y las niñas.

La diabetes infantil (Diabetes Mellitus Tipo 1) supone entre el 10 y el 15 por ciento del total de la diabetes y es la segunda enfermedad crónica más frecuente en la infancia. En España, unos 30.000 niños menores de 15 años tienen diabetes y cada año se producen unos 1.100 casos nuevos.

La diabetes se caracteriza por una alteración en la producción de la hormona insulina por el páncreas o por una resistencia a la acción de la insulina en el organismo. Es la insulina la que ayuda al organismo a transformar el azúcar (o glucosa) en energía, promoviendo así un buen funcionamiento del cuerpo humano.

La cantidad de insulina
La cantidad de insulina liberada depende mucho de la cantidad de azúcar que se ingiere. Si consumimos más alimentos ricos en carbohidratos (patatas, azúcar, pasta, arroz, galletas, etc.), estaremos exigiendo al páncreas a trabajar mucho más que lo normal. Cuando los niveles de azúcar (o glucosa) que circulan por la sangre, presentan un aumento importante, hablamos de índice de glucemia.

El número de niños afectados con esa enfermedad varía mucho, según el país de origen. En España, por ejemplo, se estima que existen aproximadamente 30.000 casos de diabetes en niños menores de 15 años. Y aunque el origen de la enfermedad sea distinto, los especialistas afirman que un 90 por ciento de los casos se refiere a la diabetes tipo 1. Este tipo de diabetes aparece súbitamente y puede surgir a partir de las primeras semanas de nacimiento hasta los 30 años de edad, aunque es en el periodo de 5 a 7 años, y durante la pubertad, cuando la enfermedad tiende a ser más común.

La diabetes tipo 1 es una de las enfermedades crónicas más frecuentes en la infancia. Se caracteriza por la falta de producción de insulina y, en consecuencia, por un aumento de la glucosa en sangre o glucemia, de forma que medirse la glucosa en sangre varias veces al día, auto inyectarse insulina de forma subcutánea y realizar una dieta adecuada, son algunos de los pilares importantes de su tratamiento. Hay estudios que garantizan que los niños que realizan deporte de forma regular, podrían tener mejores niveles de glucosa en la sangre que los que no lo practican.
La diabetes tipo 2 es hereditaria y ocurre cuando las células resisten a la acción de la insulina.

Cómo prevenir la diabetes infantil en los niños
Se puede prevenir esta enfermedad a partir del nacimiento de los niños. La prevención puede empezar con la lactancia materna, evitando así la alimentación artificial, rica en azúcares innecesarios durante esta fase.
Para evitar la obesidad infantil y, también la diabetes, es necesario que los niños disfruten de una alimentación saludable así como de actividades físicas, evitando que lleven una vida sedentaria, permaneciendo mucho tiempo delante de la televisión, el ordenador o los videojuegos.
Los niños necesitan una dieta rica en fibras y pobre en azúcar. Lo ideal sería disminuir la ingesta de azúcares de absorción rápida como el azúcar refinado, moreno, cristal y de miel, y sustituirlos por los azúcares que ya existen en las pastas y frutas.

Consecuencias de la diabetes en los niños
La diabetes puede causar, a largo plazo, y si no es tratada debidamente, pierda de la visión, infarto, hipertensión, derrame, impotencia sexual, enfermedades pulmonares e insuficiencia renal. En los últimos años están disminuyendo la edad media de aparición de la enfermedad, mientras que hace unos años era más numerosa en la pubertad, cada vez es más frecuente el debut de niños menores de 6 años.
Por este motivo es importante prevenir fundamentalmente la cetoacidosis, que es una complicación grave y conlleva un riesgo vital si no se trata de forma precoz. Puede presentarse tras un período durante el que los síntomas pueden ser leves y en ocasiones pasar desapercibidos o hacerlo de manera brusca, como ocurre en los niños más pequeños.

Además de los problemas a corto plazo, como la cetoacidosis, si no se mantiene un buen control metabólico en el transcurso de los años, también pueden presentarte complicaciones a largo plazo. En este sentido, los autocuidados diarios que implica la diabetes son fundamentales para prevenir las graves complicaciones asociadas a la misma y que pueden comenzar a desarrollarse ya en la edad pediátrica, como ceguera, insuficiencia renal, amputaciones y enfermedades cardiovasculares, y que pueden evitarse siempre que exista un buen control de la diabetes.

En el niño y el adolescente la diabetes más frecuente es el tipo 1 (insulino-dependiente). Requiere tratamiento con insulina porque ocurre un déficit total de esta hormona. Existen además la llamada diabetes mellitus tipo 2 (no insulino-dependiente), que suele aparecer en obesos después de los 40 años, y se origina por la resistencia que presentan los tejidos para utilizar la insulina, cuya producción se hace insuficiente para mantener los niveles de glucemia normales; y la diabetes gestacional, que aqueja como promedio a cinco de cada 100 embarazadas en Cuba.

Nuestro consultante es el doctor Regino Piñeiro Lamas, profesor auxiliar y especialista de segundo grado en Endocrinología, jefe del Departamento de esa especialidad en el Hospital Universitario Pediátrico Juan Manuel Márquez, de esta capital.

— ¿Desde qué tan temprana edad puede presentarse la diabetes?

— La diabetes mellitus tipo 1 puede iniciarse desde etapa tan temprana como en el lactante. Ahora bien, su aparición es más común de 5 a 7 años de edad y en la pubertad. No existen diferencias en cuanto al sexo.

— ¿Se nace con la predisposición de este padecimiento?

— Sí, pero es necesario que existan factores ambientales para que se desarrolle. En un 90% de estos pacientes se comprueba el origen autoinmune de la enfermedad (el sistema de defensa reacciona frente a componentes del organismo como si fueran sustancias extrañas), por la presencia al inicio de diferentes anticuerpos en la sangre producidos por el organismo contra la célula Beta del páncreas, productora de la insulina.

— ¿Comprobadamente el medio ambiente ejerce alguna influencia?

— Ciertamente el medio ambiente presenta el factor desencadenante para el desarrollo de la diabetes. Se han señalado principalmente determinadas infecciones virales como factores predisponentes.

— ¿Y la obesidad en la infancia?

— La obesidad tiene gran influencia en la aparición de la diabetes mellitus tipo 2, que en la actualidad, debido al incremento de la obesidad en nuestro país, ha aumentado su aparición sobre todo en adolescentes.

— ¿Cuáles son las manifestaciones principales que pueden alertar a los padres?

— El niño empieza a orinar frecuentemente, a veces comienza a orinarse en la cama cuando ya había dejado de hacerlo, toma mucha agua, se siente cansado, con fatigas, pierde peso, no obstante tener mayor apetito. Hemos visto a maestros que al notar que el niño se levanta mucho en la clase para ir al baño, les han sugerido a los padres acudir al médico para descartar la enfermedad.

—¿Qué procederes se requieren para lograr el diagnóstico?

— Un análisis de la glucemia, para conocer la presencia o no de azúcar en sangre, y la determinación de glucosa en orina. Cifras de glucemia en ayunas mayores de 7 milimoles por litro, o en cualquier momento del día mayores de 11 mmol/l, indican una diabetes. El retraso en acudir al médico puede comportar un diagnóstico demorado y, por tanto, la aparición de complicaciones como vómitos, deshidratación y acidosis (cetoacidosis diabética).

— Le pediría ahora trazar algunas pautas generales en cuanto a la alimentación del niño diabético.

— Debe contener igual número de kilocalorías que las del niño no diabético. Lo que varía son las proporciones de grasa y carbohidratos. Los carbohidratos de absorción rápida que existen en los dulces, helados y refrescos, por ejemplo, no son recomendados porque elevan la glucemia rápidamente. Las grasas se limitan para evitar futuras complicaciones vasculares de la enfermedad por aterosclerosis. Recomendamos en la dieta la ingestión de frutas naturales en las meriendas y los vegetales en las comidas por sus efectos beneficiosos.

— ¿La restricción de ciertos alimentos apetecidos por el niño, como los dulces, helados y refrescos que usted señala, puede tener alguna repercusión desfavorable desde el punto de vista psicológico?...

— Al inicio del tratamiento, principalmente en los niños de menos edad, la omisión en su dieta de ciertos alimentos que les pueden subir su glucemia les resulta molesto, pero con un manejo familiar adecuado, evitando el ocio y la ansiedad que pueden incrementar el apetito, logran adaptarse al esquema adecuado de alimentación para su enfermedad, sin producirles repercusión psicológica desfavorable.
Por qué puede enfermarse un niño de diabetes?

Sabemos que la diabetes de los niños es una enfermedad hereditaria, en la cual el niño hereda de sus padres, en general aparentemente sanos, el riesgo de desarrollar diabetes y la enfermedad podrá manifestarse cuando se presentan algunos factores del medio ambiente como son, por ejemplo, infecciones virales. Estas mismas infecciones en otro niño que no tenga el riesgo heredado de desarrollar diabetes no le producirán la enfermedad.

¿Es igual la diabetes del niño que la del adulto?

No, las causas de la diabetes del niño son diferentes a las del adulto, como lo son también las razones por las cuales los niños tienen elevada el azúcar en su sangre. Se ha aclarado que en el niño se dañan y desaparecen las células pancreáticas encargadas de la producción de insulina que a su vez controla los niveles de azúcar en la sangre. En los adultos, en cambio, la producción de insulina puede ser normal o incluso estar elevada, sin embargo su actividad está disminuida.
La falta de insulina en los niños les confiere ciertas características especiales a su enfermedad, los síntomas son más agresivos y requiere de la aplicación de insulina de por vida. En los adultos, el tratamiento de la diabetes puede ser con dieta y tabletas hipoglucemiantes, aunque en ocasiones pueden requerir insulina.

¿Cómo se puede sospechar que un niño tiene diabetes?

En el niño la enfermedad es muy agresiva, de manera que rápidamente se deteriora su estado general, es muy característico que tengan mucha sed y orinen abundantemente, en niños que ya controlaban su vejiga pueden volverse a presentar accidentes nocturnos. En pocos días o semanas las condiciones del niño van empeorando, pierde peso rápidamente, se decaen mucho, pierde el apetito y si no recibe tratamiento puede presentar grados severos de deshidratación y llegar a lo que se conoce como coma diabético, e incluso puede llegar a fallecer si no hay un diagnóstico y tratamiento adecuado.

¿Qué se debe hacer con un niño en el que se sospecha diabetes?

Se debe llevar con un médico a la brevedad posible, el facultativo deberá practicar exámenes que permitan determinar el nivel de azúcar en la sangre. Se debe recordar que la medición de azúcar en la orina no es válida para hacer el diagnóstico de Diabetes Mellitus, ya que otras circunstancias aparte de la diabetes pueden provocar que aparezca azúcar en la orina. Un valor de más de 200 mg. de glucosa o azúcar en sangre es suficiente para hacer el diagnóstico de diabetes.
Una vez comprobado el diagnóstico el niño debe ser canalizado a una institución o facultativo especialista en el manejo de diabetes del niño, ya que el manejo de insulina, la alimentación y las actividades propias de la edad requieren conocimientos especiales para su manejo.

¿Qué pasa con los niños diabéticos?

Ni la diabetes del niño, ni la diabetes del adulto son enfermedades que se curen, las dos son enfermedades que se pueden controlar y controlar muy bien, de manera que la persona puede llevar una vida prácticamente normal. En el caso de los niños, su tratamiento es bastante más complicado pues se requiere calcular y ajustar frecuentemente la dosis de insulina y su alimentación para lograr un buen control. El conseguir este buen control permite al paciente vivir muchos años en buenas condiciones y reduce la posibilidad de complicaciones que disminuyan su calidad de vida. El obtener un buen control le permite una actividad diaria normal, acudir a la escuela, realizar deportes y sobre todo planear y tener una vida futura libre de invalidez.




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